Publicado por connioibias en junio 20, 2012 | 0 comentarios
El pasado viernes 15 de junio dos madres tuvimos la suerte de realizar un taller de reciclaje con el alumnado de infantil y primaria. Bueno, en realidad no hicimos reciclaje sino reutilización (¿os suenan las 3R? Pues era la segunda)… pero eso no importa ahora
La idea era partir de un material común de desecho para conseguir diferentes resultados con una nueva utilidad, y el material elegido fue algo tan novedoso e impactante como el tetrabrick de leche. Lo primero fue lo más estresante: conseguir un buen montón de tetrabricks vacíos, enteros y limpios. Necesitábamos uno por cada alumno participante… ¡menos mal que en la cocina nos echaron un cable y que Dori tiene una buena despensa! También hacían falta otros materiales, todos de última generación, vamos, tecnología punta: palos de brocheta, tapones de plásticode botella, tapones de rotulador, globos, cinta aislante, velcro adhesivo… Cuando todo el material estuvo listo, soltamos un suspiro de alivio que tuvo que oírse desde Gijón, por lo menos
Por fin, el viernes a las doce menos cuarto, empiezan a llegar los participantes de Infantil y primer ciclo de Primaria. ¿Qué es eso? ¿me das uno? ¿qué vamos a hacer????? Su proyecto era sencillo pero impactante: construyeron su propio coche… ¡y con motor! Deberíais haberlos visto montando ruedas, encajando tubos de escape, dejándolo todo en su sitio y… ¡por fin! Probando sus bólidos en el suelo ¡¡pero si corren!! ¡eh, el mío derrapa! ¡pues el mío vuela un poco!
Cuando terminaron los pequeños, empezaron a llegar los chicos y chicas de segundo y tercer ciclo. Había diferentes opciones para hacer con su tetrabrick, pero la idea del monedero triunfó y fue la que eligieron todos. Así que marcaron, cortaron, plegaron, unieron y cerraron. La mayoría tuvo tiempo de hacer un segundo monedero (¿será para regalar a alguien? ¿a quién? ¿vosotros sabéis algo??) y algunos aprovecharon el tiempo para construirse un bólido… porque los que vieron les gustaron
Aunque algunas chicas tuvieron que esperar al martes para tener su monedero terminado (el proceso de colocación de snaps para el cierre resultó algo más largo de la cuenta, y como casi nadie eligió el velcro, tuve que llevarme algunos para ponerles el cierre en casa!) todos salieron contentos con el resultado. Y sé yo que algún profe consiguió que le hiciesen un monedero allí sobre la marcha
Como siempre que participo en alguna actividad con los chicos y chicas del cole, volví a casa encantada de la vida, contenta y con las pilas bien cargadas de su energía. Pero agotaíta perdida, que conste. Echamos de menos a Begoña y su cámara, para dejar constancia del arte de estos chavales, pero tenemos alguna imagen del material y los resultados
¡Ah, por cierto! Los recortes y restos de tetrabrick que quedaban por el aula fueron al contenedor amarillo ¡¡faltaría más!!